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Ranxerox - Artículo publicado en la revista TiraLínea

Publicado: 2011-01-14

¡Demonios, Ranx! ¿Puedo llamarte Ranx, no? En verdad te llamo como tú prefieras, es la prerrogativa de los gorilas, tú dime cómo quieres que te diga y así lo hago. Estos días he tenido eso que llaman una epifanía mientras recordaba todos los líos en los que nos hemos metido. Verás, de repente tú no te has dado cuenta pero salir a tomar un trago contigo es tirarse de cabeza en una espiral de violencia, humor negro, sordidez y diversión que traspasan la legalidad, situaciones que te dejan nervioso, asqueado y alterado, pero renovado también, con una sensación de haber pasado un rito de iniciación de una secta secreta antropófaga.

Mira, yo no estoy para juzgarte, solo quiero contarte de lo que me he dado cuenta. Este mundo está repleto de héroes incólumes, incorruptibles, siempre buenos, no importa lo ambiguos que parezcan, siempre están para cuidarnos. Quizá los más odiosos son esos que se creen con la responsabilidad de velar por nosotros, como el sin-amigos ese que trepa muros o el pacato verde del anillito, unos papanatas. Y los que supuestamente son más oscuros solo parecen ser unas niñitas asustadas, con un trauma de adolescentes que no les permite expresarse a menos que sea con un disfraz con capa. ¡Consíganse una vida, sissies!

No, Ranx, ya no hay más gente como tú, REAL, trascendente a la edulcorada sociedad contemporánea. Ahora todos son discursos de principios y buenas costumbres, que la ecología esto y que los Derechos Humanos lo otro. Tú en cambio eres de otro molde, pareciera que antes de que te armaran con las partes de esa fotocopiadora Xerox hubieras estado sacando copias de Así Habló Zaratustra y un panfleto anarquista, porque tú eres como un súper hombre de la destrucción, el catalizador del caos. Quién diría que estás enamorado.

No me malinterpretes, lo de Lubna es asunto tuyo y bien por ti (aunque quizá deberías esperar a que tenga más de doce años), en realidad es ella la que mueve toda esta energía alrededor tuyo. Es por ella y por su adicción a pincharse las venas que has terminado con los circuitos al aire, rompiendo huesos en Italia y bailando a lo Fred Astaire en New York. No es mala la pequeña ambiciosa (no tanto), solo cuando se comporta como una junky y cuando está con esa pequeña bruja grotesca de tres años. Te lo juro, nunca he oído más insultos por minuto en una niña de su edad.

Pero los amigos, Ranx, los amigos son lo que importa en este mundo de autómatas indiferentes preocupados en no ensuciarse la ropa, asustados de sus demonios personales, inscritos en el sistema, en la maquinaria, ¡hay que destruirlos a todos Ranx! I wanna destroy the passer by, ‘cos I wanna be anarchy!… el buen Timothy sabía apreciar una buena destrucción, Ranx, y fue un buen amigo mientras estuviste en New York. Claro que sé que tú también lo cuidaste como pudiste, era difícil, es cierto, era un degenerado, siempre buscando accidentes de coches, tomando fotos de los muertos, los sesos en la pista, las laceraciones, los miembros cercenados ¡esa maldita obsesión con una desfigurada Brooke Shields! Seguro le encantarían las películas de Cronenberg.

Sí, tienes tus prioridades claras, nada sofisticado ni ulterior, tu novia y tus amigos, eso es lo que cuenta, el resto es silencio, el resto se puede acribillar por las razones que quiera, como en ese tren a Lampedusa, ¿recuerdas? Es decir, New York tenía su encanto, salvo por todos esos intelectuales y artistas vanguardistas que nunca entendimos, pero no hay nada como nuestra vieja Roma, con sus pistoleros urbanos y ajusticiamientos en las calles, anarquía total, Ranx, el comienzo del fin.

Sí, valió la pena volver, aquí en Roma podemos hacer todo de nuevo, solamente no hay que dejar que nadie se meta con tus circuitos nunca más, Ranx, tienes que controlar a Lubna para que no te desconecte delante de desconocidos. Esa niña va a ser tu final. Por favor, no te enojes.

En fin, solo eso, Ranx, mi epifanía no es muy complicada, tú no eres un héroe  de capa y leotardos, eres un robot pedófilo que les rompe las manos a las vendedoras de flores, eres un patán violento que no le tiene miedo a nadie, eres el antihéroe egoísta que siempre gana por la fuerza y, por eso, por eso principalmente, eres el matón abusivo del que todos quieren ser amigo, aunque les dé vergüenza admitirlo.

Ficha Técnica

Título original: Ran Xerox, posteriormente tuvo que cambiar a RanXerox debido a un problema legal con la compañía norteamericana Xerox. La versión norteamericana de la historieta se llama Ranx.

Autores: Los italianos Stefano Tamburini (1955-1986) y Tanino Liberatore (1953), guionista y dibujante respectivamente. Otros colaboradores han sido Andrea Pazienza y Alain Chabat[1].

Primera Aparición: Cannibale en 1978, revista en blanco y negro fundada por el propio Tamburini. Posteriormente se publica en Il Hombre en 1979 y en Frigidaire hasta 1985. Los relatos en color se han editado en las casas L’echo Des Savanes (francés), Heavy Metal (inglés) y La Cúpula (Español), entre otros.

Personajes principales: RanXerox, un cyborg construido a partir de una fotocopiadora Xerox y su novia Lubna, una adolescente adicta a las drogas, más interesada en los beneficios que puede obtener de su robótico enamorado que de sus sentimientos.

Importancia de la historieta: Ranxerox nace como parte del espíritu de la historieta independiente europea de fines de los años 70, influenciada por la contracultura del 68, el cómic underground americano y la estética punk. Se le ha señalado en varias ocasiones como el inicio del género Cyberpunk en donde el mundo es un escenario futurista habitado por seres humanos que lidian constantemente con las transformaciones de la moral y el individualismo.

Si bien el guión de la historieta destaca por su original enfoque de la violencia y el sadismo como elementos naturales, su ilustración ha sido más celebrada, ya que catapulta a uno de los más grandes dibujantes del noveno arte, Tanino Liberatore, quien crea personajes anatómicamente perfectos, llenos de volumen y peso. El paisaje también se cuida al detalle, con escenarios atiborrados de transeúntes que añaden realismo y que potencian la sensación de estar inmersos en urbes hacinadas.

[1] http://www.ubcfumetti.com/enciclopedia/ranxerox/


Escrito por

Ángel Colunge

Interesado en la fotografía, el cómic, el cine y diversos aspectos de la cultura visual.


Publicado en

A 300 000 Km por segundo

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